Felicidad
En cada rosa marchitada
Veo la miseria de mi existencia,
La falsedad de tu ausencia,
Unos labios secos como el desierto
Que declaran amor eterno,
Escuchados por unos oídos sordos
Que solo están llenos de odio.
En cada palabra
Hay un sentimiento de amargura en el fondo,
Pues le miran
Unos ojos llenos de rencor y decepción,
Esos labios casi rotos
De tanto alegar y pedir perdón,
Casi rindiéndose y llenándose de desilusión,
Mirando que no hay nada a su favor
Ni una seña de consolación.
Decide no rendirse ante el rencor
Y los ojos
Llenos de rabia, no entienden sus razones
Y los labios
Solo suspiran: Lo entenderás cuando te enamores.
En cada rosa marchitada
Veo la miseria de mi existencia,
La falsedad de tu ausencia,
Unos labios secos como el desierto
Que declaran amor eterno,
Escuchados por unos oídos sordos
Que solo están llenos de odio.
En cada palabra
Hay un sentimiento de amargura en el fondo,
Pues le miran
Unos ojos llenos de rencor y decepción,
Esos labios casi rotos
De tanto alegar y pedir perdón,
Casi rindiéndose y llenándose de desilusión,
Mirando que no hay nada a su favor
Ni una seña de consolación.
Decide no rendirse ante el rencor
Y los ojos
Llenos de rabia, no entienden sus razones
Y los labios
Solo suspiran: Lo entenderás cuando te enamores.
Aleidis Matías Lora
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