Así como en la imagen del espejo se muestra nuestros rostros, y si está sucio el espejo, no nos podríamos ver. Así pasa entre Jesús y nosotros, ya que el espejo donde Jesús quiere reflejarse es en ti y en mí, pero si nosotros estamos sucios, nunca seremos el reflejo de Él.
El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo.1 Juan 2:6
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Por Gerson Marichal |
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