Ensayo de los Abstractos

Ensayo  Por Leandro Polanco.

  

Abstracto

  Abstracto soy, como mi abstracto mundo. Miré hacia fuera; vi las calles perdidas descoloridas manchadas de sangre verde por la ansiedad de dinero sucio, teñido de crueldad. La tristeza vagabunda recorre tantas calles a la vez, que debería catalogarse como omnipresente. La ira brinca de alma en alma como pelota de ping-pong, cuando de repente… … ¡Quedé asombrado! Por un instante me pareció ver un sueño dormido entre tanta decepción, pero estaba tan cómodo y bien arropado con las desesperanza de todos, haciendo evidente que a ese sueño nadie le quitaría, el sueño. Mis abstractos ojos taparon sus odios para no ver los gritos desahuciados que estallaban como petardos, a diferencia de qué en vez de colores solo dejaba ver la milagrosa miseria. ¿Quién aportó a la medicina lo que el calcio nunca logró? Gracias a ella los huesos adquirieron tan buen apetito que se comieron la carne de todos aquí. Entre tanta repugnancia revocándose en las aceras llenas de lodo, que cubre algún cadáver asesinado por el crimen de vivir con una madre fumándose la justicia cada noche, adicta a la nicotina tal vez, es tóxica pero es la única que le escucha además de su silencio.

  Aquí hay tanta seguridad, que hasta las balas tienen chalecos anti balas. Temen al sicario deprimido que les acompaña, porque al olfatear los polvos mágicos; todo es hadas y varitas. No se sabe a quién se le va a pegar el tiro, pero bloquee todos estos pensamientos. Abrí mi razón, me dije a mi mismo que; "en todo mundo, por lo menos debe existir algo que sea óptimo", entonces la vi, ahí estaba, en lo más abstracto y oscuro de este lugar, la FE, Entonces ahora fui atrevido, me acerqué, la miré fijamente muy desafiante, cuando vi su rostro humilde, su mirada seca a través de las personas, sus ilusiones tachadas por el bolígrafo de algún funcionario, sus metas retorciéndose a causa de un dolor de barriga, provocado por el hambre, calzada de mediocridad, vestida de baja autoestima. Di la espalda, me retiré calmadamente y dije; ¿Qué más abstracto que este mundo donde hasta la fe perdió la fe? Entonces como investigador que busca el punto de origen ya no veo hacia afuera, esta vez lo hago hacia adentro, miro, observo, opino... ¿Qué más abstracto que yo, que reconozco qué tan abstracto es mi mundo pero no qué tanto lo soy yo, que quiere que las cosas dejen de ser abstractas pero no hace nada que no lo sea? Abstracto, Abstracto soy, como mi abstracto mundo.

Por: Leonardo Polanco
Imagen: Abstracto al Óleo de Pedro Cabrera